Una causa real y concisa de este
trastorno no está del todo clara. Múltiples expertos a lo largo del tiempo han
propuesto distintas teorías para intentar aclarar su origen, y se han basado
más en el factor psicológico que en algún otro. También hay varias razones que
según los expertos hacen que una persona tenga una predisposición a esta
enfermedad, a los cuales se le unen algunos otros factores desencadenantes que
terminan conduciendo a los afectados a este desorden de alimentación. Otro
aspecto importante es el análisis del historial médico del afectado, ya que en
muchos casos se concluye que este mal podría ser heredado. En la búsqueda de su
causa hay que abarcar todos los posibles factores determinantes como los rasgos
de personalidad, patrones emocionales, biológicos, familiares y sociales.
CAUSAS GENÉTICAS:
Las
causas genéticas son dadas por diferentes estudios en los que concuerda que existe una correspondencia
diagnóstica del 70% cuando se analizan los historiales médicos de gemelos
idénticos. Estas cifras se reducen al 20 % cuando se trata de mellizos.
También se ha comprobado que las hermanas de quienes poseen esta
enfermedad tienen mayor posibilidad de
desarrollarla. La predisposición genética podría ser causa no solo de un único
gen, sino a la interacción entre varios genes distintos.
CAUSAS BIOLÓGICAS:
Las
hormonas gastrointestinales tienen una gran importancia a la hora de ingerir alimentos, así como
también en el sentido de la saciedad. En
nuestro organismo está presente una hormona llamada Grelina, la cual tiene
una función de estimular el apetito; si esta
no funciona correctamente puede ser una causa de la anorexia.En
estudios realizados se muestra que los neuropéptidos de la tiroides (hormona
que controla el peso corporal), tienen una influencia sobre la anorexia. Por otra parte
otros estudios muestran que la anorexia
está relacionada con la osteoporosis.
CAUSAS BIOQUÍMICAS:
En diversas ocasiones se ha mencionado
que puede ser posible que existan niveles excesivos de Serotonina
(neurotransmisor cerebral), por motivo que al parecer interviene en los
mecanismos bioquímicos que regulan la saciedad.
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